jueves, 19 de febrero de 2009

RESUMEN por uno de los PONENTES -José Díez Calzada-

Con el ánimo de contribuir a un debate entre posiciones parcialmente discrepantes, y para dar continuidad a la discusión iniciada en las dos mesas redondas organizadas por los estudiantes de la Facultad de Filosofía el 15 de diciembre, incluyo la parte principal de mi intervención y mis respuestas a objeciones y comentarios que se hicieron en la discusión.


INTERVENCIÓN

Antes que nada, reconocer a los estudiantes (a pesar de algunas diferencias con partes del método) haber iniciado un proceso de información y discusión sobre el modelo de universidad a que debería conducir el proceso de unificación europea de estudios superiores. Es cierto que la información estaba en la web, pero a veces ello no basta y hay que hacer algo más para, por un lado, difundirla y, por otro, debatir aspectos fundamentales del proceso. Eso no se ha hecho ni desde las instituciones europeas, ni desde las estatales, ni autonómicas, ni desde la universidad. Así que bienvenido el debate y mi reconocimiento a los estudiantes por ello. La numerosa asistencia de estudiantes da prueba del interés del mismo (a pesar de la lamentable escasa asistencia del profesorado).

Quiero dejar claro de entrada que, aunque con matices, soy favorable al proceso de Bolonia, incluso a algunos aspectos generalmente criticados. Puestos que otros aspectos parecen despertar acuerdo general, al menos como ideal, enfatizaré los más controvertidos, pues el debate sólo es provechoso entre posiciones al menos parcialmente diferentes; juntarse para darse la razón mutuamente es muy gratificante pero perfectamente inútil. Quiero dejar claro también que considero que el proceso, positivo en general, tiene muchos peligros, algunos ya presentes, y que hay que estar alerta. Y quiero decir también que, aunque en general me parece una buena oportunidad para resolver algunos problemas de la universidad, no puede resolver muchos otros problemas que son independientes del proceso de Bolonia, incluso si este proceso se implementara idealmente; son problemas que hay que resolver con otras medidas.

Recordaré en primer lugar lo más esencial de lo que implica la declaración de Bolonia. A continuación resumiré las que para mí son las principales funciones de una universidad pública. Diré por qué, respecto de dichas funciones, Bolonia me parece positivo. Y concluiré comentando algunos riesgos que se han aducido.

1.
Recordatorio de A qué obliga y a qué no obliga Bolonia. Y qué queda en manos de los gobiernos.

A qué obliga:

- A dividir las actuales licenciaturas (300crs) en dos ciclos: Grados (3-4 años, 180-240 crs ) y Masters (1-2 años, 60-120 crs).

- Unificar contabilidad del trabajo necesario para la obtención de títulos mediante créditos ECTS.

- Acordar un sistema de comparación de calificaciones.

- Incluir en los títulos la información principal de los expedientes.

- Reconocer las titulaciones entre los países firmantes.

No obliga a nada más. Cada país decide qué se implanta, sus contenidos básicos y cómo se financia. En España:

- Grados oficiales: el Gobierno Central establece qué titulaciones son grados oficiales; las Comunidades Autónomas deciden su implantación, a propuesta de las universidades, que proponen un plan de estudios, que ha de validar la ANECA.

- Masters oficiales: Las universidades proponen las titulaciones con su plan de estudios; la ANECA debe validar los planes de estudios; las Comunidades Autónomas deben aceptar la implantación.

Se distinguen tres tipos de masters: de Investigación (que conducen a los estudios de Doctorado), Profesionalizadores, y Académicos (mixtos).

- Grados y Masters no oficiales: cada universidad o institución procede como quiere.

- Financiación: El Gobierno Central fija una horquilla de financiación y las Comunidades Autónomas establecen la cantidad exacta dentro de esa horquilla. En España se subvenciona de media en torno a un 85 % del costo a todos los estudiantes en todas las actuales licenciaturas, y en los masters oficiales que ya se han implantado, y se prevé lo mismo para los nuevos grados oficiales.

2. Cuál es en mi opinión la función básica de la universidad pública

- No es la formación de ciudadanos, entendida ésta como la formación ciudadana que toda persona necesita para ejercer sus derechos y deberes. Si esa fuese una finalidad de la universidad, debería ser obligatoria, gratuita y condición exigible para votar.

- Una de sus funciones es garantizar la existencia y calidad de estudios, formación e investigación que no está directamente vinculada a la productividad económica.

- Pero otra de sus funciones es garantizar y supervisar la calidad de la formación profesionalizadora e investigación directamente vinculadas a la productividad económica.

· Las diferencias entre unos y otros estudios es muchas veces vaga, pero hay casos claros de ambos, p.e. Filosofía y Administración de Empresas respectivamente.
· La segunda función es fundamentalmente "profesionalizadora" y la primera "culturizadora", pero en muchos casos están combinadas.
· Ambas funciones son además esenciales para la capacidad cultural, científica, tecnológica y económica de un país, capacidad que disfrutamos, o sufrimos, y pagamos, todos los ciudadanos.
· En mi opinión, en función del diferente peso de cada una de estas funciones en las titulaciones la política de gasto y financiación pública ha de ser también diferente.

3. Por qué, dadas esas funciones, creo que B es positivo

3.1. Incentiva la movilidad de profesores y estudiantes, contra un mal endémico en España.

3.2. Facilita la homologación y uso de títulos, contra un mal endémico en Europa.

Tras el debate de esta mañana parece que todos están de acuerdo en que estos hechos son positivos, o serán positivos si no se echan a perder. No me detendré entonces en ellos y me centraré en un tercer aspecto seguro que más polémico:

3.3. Permite un sistema de financiación de la enseñanza superior socialmente más justo que el actual.

El actual sistema de financiación me parece totalmente injusto, mientras el dinero no caiga del cielo sino de los bolsillos de todos, incluidos los que no se pueden permitir ir a la universidad (que todavía, no nos engañemos, son bastantes). Ahora se subvenciona en una media del 85% del costo por igual a todos los estudiantes de todas las licenciaturas. Eso me parece doblemente injusto, abusivo e insolidario:

- La subvención dentro de cada titulación debería ser progresiva, esto es, variar en función de los ingresos. Por mencionar casos extremos, ahora sucede que el repartidor de butano contribuye con sus impuestos a subvencionar el 85% de los estudios superiores de hijos de familias con una casa en la playa y otra en la montaña.

- La subvención debe ser diferente para diferentes titulaciones. Me parece un principio básico de justicia social que cuanto más beneficio salarial futuro de media suponga una titulación, menos debe subvencionarse al estudiante. Por seguir con el mismo ejemplo, ahora sucede que el repartidor de butano contribuye a subvencionar el 85% a un estudiante de Administración de Empresas que en unos años van a cobrar 10 o 15 veces su salario.

Pues bien, (i) la separación de grados y masters, y (ii) la diferencia entre masters de investigación (académicos) y profesionalizadores es fundamental para reparar estas injusticias, especialmente la segunda.

· Los grados y los masters de investigación en España serán financiados básicamente por todos los ciudadanos mediante sus impuestos. Eso me parece bien, aunque es injusto por regresivo que a todos los estudiantes se les subvencione por igual; como he dicho sería más justo un sistema de tasas progresivo o tasas altas con un buen sistema de becas.

· Los masters profesionalizadores serán más caros, y tendrán más cofinanciación de estudiantes y empresas. Tanto los no oficiales, como los oficiales que deberán competir con aquellos.
¿Es esto injusto?: en mi opinión NO, siempre que el precio a pagar sea proporcional al futuro beneficio salarial. Repito: a mayor beneficio salarial menor subvención pública.

Aclaración: esto no significa invertir menos en educación. Hay que invertir el máximo posible (si es posible el 2,6 del PIB, o el 3,2 o…). Pero adecuadamente distribuido. Y este aspecto de Bolonia me parece esencial para, si hay una voluntad política, hacer una distribución más justa de la subvención pública (becas, tasas graduales, etc.)

4. Riesgos a tener en cuenta

4.1. ¿Mercantilización de la Universidad?
Si por eso se entiende que no hemos de subvencionar entre todos el 85% a los que estudian p.e. Administración de Empresas con futuros salarios muy por encima de la media, entonces me parece bien, y lo contrario me parece abusivo, injusto e insolidario.
Si por eso se entiende que las empresas van a decidir qué titulaciones se hacen y cuáles no, por supuesto que estoy en contra. Pero, ¿existe ese peligro?

4.2. ¿Peligro de desaparición de estudios económicamente no productivos?
Bien, en principio es un posible peligro. Y es cierto que algunos representantes del mundo empresarial y político han insistido en una mayor “vertebración” entre universidad y empresa. De nuevo, si eso significa solamente que en los estudios profesionalizadores vinculados a la productividad económica hay que mejorar la formación y rentabilidad, estoy de acuerdo. Pero si eso significa que el mundo y el mercado empresarial van a influir en si se implantan o eliminan titulaciones no vinculadas a la productividad económica, por supuesto que estoy en contra.
Ahora bien, ¿hay datos que indiquen que van a desaparecer las titulaciones no rentables, como Filosofía? Seamos honestos, al menos de momento no existen esos datos. Es cierto que hay declaraciones sospechosas, pero es aún más cierto que en esta facultad hay ya seis (6) masters investigadores de filosofía financiados con los impuestos de todos.
Sí, pero ¿y sí no hay alumnos suficientes para algunos? Es un problema complejo y difícil de generalizar, pero en principio me parece socialmente injusto mantener en general un master en el que sistemáticamente sólo se matriculen, digamos, 2 o 3 estudiantes. Puede haber excepciones si son casos de especial valor cultural y social, pero eso lo habrán de decidir los poderes públicos. Los poderes públicos, elegidos por todos, son los que han de decidir qué es socialmente necesario impartir a la vez que justo financiar. Pero por ahora no veo indicios por ahora para la alarma.

4.3. ¿Se quedará sin poder acceder a la universidad más gente que ahora?
Lo dudo, no veo por qué. En los estudios no profesionalizadores pasará aproximadamente lo mismo. Y en los profesionalizadores, las empresas son las primeras interesadas en formar gente valiosa aunque sea pobre así que ya se encargan de incentivar suficientemente mediante becas u otros sistemas, además de los créditos sin intereses y a devolver en 10-15 años laborales que por ley deberán dar los bancos.

4.4. ¿Disminución de la calidad de la enseñanza?
Por ejemplo si, como en la UB, se obliga a la evaluación continua sin recursos adicionales, o si se imponen seminarios con 50 estudiantes.
Es cierto que con más dinero algunas cosas se podrían implementar mucho mejor. Pero por otro lado no creo que el problema de la calidad de la universidad española sea únicamente, ni principalmente, económico. Y tampoco veo por qué debería empeorar. O en todo caso eso me parece independiente de Bolonia, depende de los recursos que se puedan dedicar a la universidad y de cómo afrontar otros problemas de la universidad (p.e. políticas de contratación).
Seguro que mejoraría más rápidamente con más recursos, pero en tiempos de recursos escasos hay que elegir entre no cambiar nada o empezar cambiando aunque sea con dificultades y poco a poco ir mejorando. Por hacer una analogía, la ley de dependencia con pocos recursos es peor que la ley de dependencia con muchos recursos, pero también que es mejor que ninguna ley de dependencia en absoluto. Pues análogamente con los cambios que implica la declaración Bolonia.

Sin embargo, es totalmente cierto que el modo improvisado en que se están haciendo muchas cosas desde el gobierno central, los gobiernos autonómicos y las universidades está produciendo muchas disfunciones, por decirlo suavemente. Pero eso no tiene que ver con Bolonia, sino con otras instancias. Y es obligación de todos reclamar a los responsables (GC, GA, UNI) que corrijan sus decisiones erróneas. Muchos de ellos se escudan además en Bolonia para justificar decisiones inadmisibles. Por ejemplo, la UB ha impuesto un máximo de 30 crs optativos por grado, lo cual atenta contra Bolonia, la calidad académica y el sentido común. Y encima otros se escudan en ello para justificar partes del plan de estudio injustificables.

Cosas como esas no hay que dejarlas pasar. Estudiantes, los profesores y la comunidad universitaria en general tiene que estar continuamente alerta para prevenir o corregir los desastres. Pero en eso el objeto de nuestro escrutinio y reclamación no es un abstracto Bolonia, sino el gobierno español (en la regulación de grados y masters), el autonómico (en la implantación y financiación), la UB (en la implementación) y la misma Facultad (en los planes de estudio y su desarrollo). Es ahí donde hay que dar la batalla. Y exigir a cada uno lo suyo, porque si no cada uno eludirá su responsabilidad diciendo, como han dicho, que no es competencia suya. Y desde luego, si lo que se quiere es acabar con el neoliberalismo, o el capitalismo, o lo que sea, todos ellos fines legítimos, el modo más seguro de fracasar es mezclándolo todo.

Acabaré con una sugerencia: antes de intentar obligar al congreso a cambiar una ley orgánica, es más viable obligar al rectorado a cambiar el límite de 30 crs optativos, y después a la facultad a cambiar el plan de estudios (si empezáis por ahí yo me apunto). Y a la vez, si se quiere, recoger firmas para llevar al parlamento una Iniciativa Legislativa Popular. Otras estrategias parecen mucho más ambiciosas, pero acaban consiguiendo mucho menos, o nada.


RESPUESTAS A LAS PREGUNTAS Y COMENTARIOS


1. Si la función de la Universidad no es formar ciudadanos, entonces tampoco es función la de la educación Secundaría o la Primaria, ni la de ninguna educación en general, formar ciudadanos.

En absoluto. Justamente porque una de las funciones de la educación Primaria y Secundaria es formar ciudadanos, en el sentido de la educación ciudadana que todos tienen el derecho y la obligación de recibir, es obligatoria y gratuita (y se supone recibida antes de la edad requerida para votar). Si la función de la Universidad fuese formar ciudadanos, ¿qué pasaría con los que no pueden, o no quieren, ir? ¿no serían ciudadanos? ¿serían ciudadanos de segunda? ¿o de primera para pagar a los que vamos y de segunda por estar "menos formados como menos ciudadanos”? Seamos coherentes, si esa fuese una función de la Universidad, debería ser obligatoria.

Dicho esto, hay que decir también que sí es una de las funciones de la universidad incrementar la cultura, la racionalidad y el espíritu crítico de la sociedad, “crear pensamiento” como se dice a veces. Ya he insistido en que una de las funciones fundamentales de la universidad es garantizar la formación no dirigida a la rentabilidad económica, y ello incluye ese “crear pensamiento” socialmente imprescindible. Pero ello no implica que cada ciudadano tenga obligatoriamente que ir a la Universidad, ese pensamiento se distribuye al conjunto de la sociedad de otros modos.


2. La función de la universidad es crear pensamiento crítico, no dar formación profesionalizadora


Como acabo de enfatizar, estoy de acuerdo con que es una función de la Universidad “crear pensamiento crítico”. Y que ella se realiza fundamentalmente (aunque no únicamente) garantizando al existencia y calidad de estudios no dirigidos a la rentabilidad económica, como los de Filosofía. Pero es no es incompatible con que otra de las funciones de la Universidad sea formar profesionales (abogados, médicos, ingenieros, empresarios, …). Por lo tanto, si se objeta a que ésta sea una función de la Universidad, ello no se puede justificar por que una de sus funciones es crear pensamiento, se necesitan razones independientes. Y ¿alguien está de verdad dispuesto a sostener que no es una de las funciones de la universidad formar profesionales (y que cuanto mejor lo haga mejor para todos)?

Respuesta de un asistente: “Sí, yo lo sostengo. La formación profesionalizadora no la ha de dar la Universidad sino la Formación Profesional”.

Seamos serios y no discutamos sobre palabras:
Si por Formación Profesional se refiere a la alternativa profesionalizadora en el último tramo de Secundaria, ¿quiere entonces decir que uno estaría dispuesto a ir al médico o hacerse una casa con alguien que haya hecho sólo esos estudios? Nadie.
Ahora bien, si se quiere llamar ‘Formación Profesional’ a lo que se hace en las actuales facultades y escuelas universitarias de Medicina, Ingeniería o Empresariales, pues hagámoslo, y colguemos en los edificios el nombre ‘Escuela de Formación Profesional de …’. Pero eso no evitará el hecho de que sean estudios de larga duración que se imparten, en gran parte con financiación pública, tras la enseñanza Secundaria. Reservemos si queremos ‘Universidad’ para Filosofía o otros estudios no dirigidos a la rentabilización profesional, y ‘Universidad *’, o ‘Formación Profesional Superior’ a los otros. Eso no cambia las cosas. Las dos siguen siendo funciones por todos aceptadas y deseadas de la Enseñanza Superior. Y si no se acepta este hecho me parece imposible empezar siquiera a discutir con sentido cómo se articulan, estructuran y financian ambas funciones. Me parece que intentar acabar con el neoliberalismo negando esa doble función de la universidad hecho es como intentar acabar con el hambre en el mundo negando que hay alimentos más y menos nutritivos. No podremos curar nunca los males dela universidad si nuestra objecón es que no debería formar profesionales. Ese es simplemente un dato con el que hay que contar, entre otros, para empezar a pensar cuáles son los remedios que se requieren.


3. Menos hablar de lo que paga el repartidor de butano y más del peligro de que las empresas
decidan si se hace Historia o Filosofía y que hasta puedan nombrar al rector


Que las empresas nombren al rector puede ser una posibilidad, pero parece que bastante remota de momento. Que decidan que no se impartan Filosofía o Historia, también es una posibilidad, quizás no tan remota como que nombren al rector pero en mi opinión bastante improbable también. Pero que el repartidor de butano está pagando con sus impuestos la subvención de un 85% al estudiante de Administración de Empresas es una posibilidad nada remota! es lo que ya pasa! Y me parece vergonzoso que la cautela, legítima, ante esas posibilidades remotas se aduzca como motivo para no cambiar esta injusticia.


4. Los nuevos masters serán dos, tres o cuatro veces más caros, por crédito, que las actuales licenciaturas y los futuros grados

Cierto, pero es que (por la diferencia en rato de estudiantes y costo del profesorado) los nuevos masters cuestan por alumno dos, tres o cuatro veces más que los grados! Y, aunque se siga con la (injusta) política de subvencionar el 85% de los costes con dinero de todos, el 15% de 100 son 15, pero el mismo 15% de 200 son 30! Y el de 300, 45! Y el de 400, 60!! ¿O es que queremos encima que cuanto más alto el costo de un master más se incremente en general el 85% de subvención?


5. Como en España se ha optado por 4+1 en vez de 3+2, alguien podrá venir de p.e. Francia con un grado de 3 años y en un año más hacer un master aquí, con lo que en 4 años tiene grado más master; mientras que al que haga un grado aquí de 4 años si va a Francia a hacer un master debe estar dos años, con lo que le necesita 6 años para ambos.

El hecho de que España haya optado por 4+1 a diferencia de casi todos los restantes países, es desde luego negativo y va a implicar muchas disfunciones, y sería conveniente armonizarlo con el resto.
Sin embargo, el problema especial que se menciona no es tan grave. Por un lado, en Francia se puede entrar en un master teniendo 180 crs, e.e. sin acabar el grado de España. Por otro, no es cierto que quien venga de Francia con una grado de 180 crs se le aceptará directamente en España en un master de 1 año. Para esos casos los masters españoles tienen la opción de exigir (y es muy común que lo hagan) cursar antes unos “créditos niveladores” si el nivel es inferior al de los que acceden desde el grado en España.
Pero es cierto que, aunque en los dos casos para obtener el título de master necesitas 5 años, en un caso obtienes dos títulos en 5 años y en el otro en 6. Esta es una de las disfunciones que sería necesario corregir.


6. Las “agencias de calidad” ANECA, AQU, AQUB, …) externas son dañinas para la calidad. Aunque los controles de calidad internos no han funcionado, la solución no es sustituirlos por otros externos peores, sino mejorar los internos.

Como dijo la profesora de la UPC (con críticas a Bolonia que yo no comparto), las agencias externas empezaron muy deficientemente, como todo cuando empieza, pero ahora funcionan razonablemente bien. Me parece cínico decir que volviendo a evaluaciones internas se mejorará la calidad. Como decía Aristóteles, el mejor de los sistemas en una implantación ideal perfecta es el pero en una implantación real imperfecta. Pretender a estas alturas que nos vamos a evaluar y controlar mejor nosotros solos me parece simplemente una disimulada resistencia a cualquier control serio.


7. El master pedagógico, implantado con ocasión de Bolonia, es un desastre intelectual y profesionalmente

Completamente de acuerdo. Y hay que hacer lo imposible para que se elimine o reforme ese decreto. Eso sí que depende exclusivamente del Gobierno y hay que presionarlo para cambiarlo. Quizás si todos las Facultades afectadas hicieran una protesta conjunta, incluyendo un día oficial de paro en aquellas en las que lo apruebe su Junta, se podría empezar a poner remedio.
José Díez Calzada
Profesor de la Facultad de Filosofía de la UB
Departamento de Lógica

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